Los drones submarinos denominados Ghost Shark y Manta Ray representan avances significativos en el campo de la defensa marítima. Estos dos prototipos evidencian la capacidad de ejercer poder mientras minimizan los riesgos para los seres humanos.
El primer prototipo del Ghost Shark, apodado “Alpha”, fue co-desarrollado por el Grupo de Ciencia y Tecnología de Defensa en colaboración con la Marina y Anduril Australia. Ghost Shark y Manta Ray están destinados a proteger el dominio submarino, marcando una nueva era en la seguridad marítima.
Realmente, la descripción de estos drones submarinos tiene un toque de ciencia ficción, recordando algo sacado directamente de una película de Marvel. Pero es fascinante ver cómo la tecnología está avanzando en el ámbito de la defensa naval. Los nombres Ghost Shark y Manta Ray también añaden un toque de misterio e intriga a la narrativa. Es como si estuviéramos presenciando los primeros pasos hacia una era de defensa naval completamente nueva y futurista.
El uso de drones en la guerra aérea ya se ha convertido en una práctica común, especialmente con los avances tecnológicos de las últimas décadas. Desde los conflictos en Irak y Afganistán, Estados Unidos ha utilizado extensivamente estas aeronaves no tripuladas, y su uso se ha extendido a otros escenarios, como la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
De hecho, Kiev también ha desarrollado drones navales de superficie, que han demostrado ser altamente efectivos contra los barcos de la Flota del Mar Negro de Rusia, a pesar de ser mucho más pequeños y baratos en comparación.
Los drones aéreos y marítimos de superficie generalmente se controlan mediante satélites y ondas de luz y radio. Sin embargo, en las profundidades del océano, estos métodos de control no son tan eficaces, lo que presenta un desafío significativo para el desarrollo y operación de drones submarinos, que requieren tecnologías de comunicación y control específicas para operar en entornos submarinos.
El estudio de 2023 publicado en la revista suiza Sensors destacó los desafíos de las comunicaciones submarinas, subrayando la necesidad de mayor energía y los problemas de pérdida de datos debido a variables como temperatura del agua, salinidad y profundidad.
Los fabricantes de la nueva generación de drones militares aún no han revelado detalles sobre cómo planean superar estos obstáculos de comunicación. Sin embargo, Australia hizo un anuncio impresionante al revelar el Ghost Shark el mes pasado, describiendo los prototipos como “los vehículos autónomos submarinos más avanzados del mundo”.
Según un comunicado del Ministerio de Defensa australiano, el Ghost Shark está diseñado para proporcionar a la Marina la capacidad de operar de forma autónoma en una guerra submarina de largo alcance, llevando a cabo inteligencia persistente, vigilancia, reconocimiento (ISR) y ataques. Esperan entregar los primeros modelos de producción para fines del próximo año, destacando un avance significativo en el campo de la defensa naval.
Las autoridades australianas y el fabricante Anduril Australia enfatizaron que las especificaciones del Ghost Shark permanecen confidenciales y no pueden compartirse por el momento.
También resaltaron la rapidez con la que el prototipo fue desarrollado, pasando de la concepción al inicio de las pruebas en solo dos años. “Mantenerse adelantado al cronograma y dentro del presupuesto es algo sin precedentes”, declaró Shane Arnott, vicepresidente sénior de ingeniería de Anduril, a los periodistas.
“Al presentar el primer prototipo del Ghost Shark antes de lo previsto, establecimos un nuevo estándar para el desarrollo de capacidades en respuesta a la urgencia de las necesidades”, afirmó la científica jefe de defensa de Australia, Tanya Monro, en un comunicado oficial. Este logro destaca no solo la innovación tecnológica, sino también la eficacia de la colaboración entre entidades gubernamentales y privadas en la búsqueda de avances significativos en la defensa naval.
Emma Salisbury, colega del Consejo Británico de Geoestrategia, hizo una observación interesante al comparar el Ghost Shark con el Orca, un dron extra grande actualmente en desarrollo en Estados Unidos.
“Parecen estar destinados a conjuntos de misiones aproximadamente similares: inteligencia persistente, vigilancia, reconocimiento y capacidad de ataque, especialmente en el dominio antisubmarino”, comentó Salisbury.
La Marina de los EE. UU. describe el dron Orca, fabricado por Boeing, como “un submarino autónomo no tripulado a diésel, con una sección de carga modular para realizar una variedad de misiones”, según un comunicado de diciembre sobre la entrega de una primera plataforma de prueba del Orca, que es un prototipo inicial. Esta comparación destaca la convergencia de objetivos y tecnologías entre diferentes países en la búsqueda de capacidades avanzadas de defensa naval.
El hecho de que el Orca posea una carga útil modular implica que, en teoría, podría transportar una variedad de armas diferentes, dependiendo de la misión, o estar equipado con dispositivos especializados para reconocimiento o incluso recopilación de inteligencia.
El comunicado indicó que el Pentágono planea adquirir cinco drones adicionales, aunque no especificó cuándo. Sin embargo, el desarrollo del Orca por parte de EE. UU. ya lleva más de una década, según la Marina, lo que contrasta significativamente con la velocidad con la que Australia desarrolló el Ghost Shark.
Chris Brose, director de estrategia de Anduril, destacó que tanto la empresa como Australia están en el “proceso de prueba”, demostrando que “este tipo de capacidades pueden construirse mucho más rápido, con un costo significativamente menor y de manera más inteligente”.
Anduril Australia afirmó que el Ghost Shark, desarrollado completamente en el país, estará disponible para exportación una vez integrado a la flota naval australiana. Este enfoque indica un cambio en el paradigma del desarrollo de capacidades de defensa, con énfasis en la agilidad, eficiencia y colaboración internacional.
Mientras el Orca sigue en desarrollo en EE. UU., otro dron está ganando relevancia en el Pacífico: el Manta Ray, de Northrop Grumman.
Recientemente probado en el sur de California, el Manta Ray es descrito por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), el brazo del Pentágono responsable del desarrollo de nuevas tecnologías, como altamente modular. Su capacidad de intercambiar cargas útiles según la necesidad de la misión se destaca como una de sus principales ventajas.
El Manta Ray puede desmontarse y empacarse en cinco contenedores de transporte estándar, lo que permite su fácil traslado a los lugares de despliegue. Según Northrop Grumman, el dron puede ser ensamblado en el campo, ofreciendo una flexibilidad logística significativa.
Kyle Woerner, líder del programa Manta Ray en DARPA, enfatizó la singularidad del dron, declarando en un comunicado de prensa de la agencia que “la combinación de transporte modular intercontinental, ensamblaje en el campo y despliegue subsiguiente demuestra una capacidad única para un dron extra grande”. Esta flexibilidad logística y capacidad modular destacan el potencial del Manta Ray como una herramienta versátil y adaptable para una variedad de misiones de defensa.
Kyle Woerner también resaltó que el método de transporte modular del Manta Ray permite ahorrar energía interna para la ejecución de la misión, en lugar de consumirla durante el desplazamiento hasta el lugar de despliegue.
Al igual que el Orca, el desarrollo del Manta Ray no ha sido tan rápido como el del Ghost Shark. El programa comenzó en 2020, y DARPA aún no ha establecido un plazo para que el Manta Ray, o alguna de sus variantes, sea integrado a la flota de EE. UU.
“DARPA está colaborando con la Marina de los EE. UU. en los próximos pasos para probar y realizar la transición de esta tecnología”, afirmó el comunicado de la agencia.
Mientras tanto, China, identificada por los militares estadounidenses como una “amenaza de ritmo” para los Estados Unidos en el Pacífico, también está avanzando en sus capacidades de drones, según observó Salisbury.
“Aunque hay pocos detalles disponibles, como es común con las capacidades chinas, han estado trabajando en esto durante al menos 15 años y probablemente ahora tienen algo similar al Orca (pero equipado con torpedos) en fase de pruebas”, agregó. Estos desarrollos resaltan la competencia en curso en la región del Pacífico y la importancia estratégica de las capacidades de drones para los actores involucrados.
El experto en submarinos H. I. Sutton, en su sitio Covert Shores, destaca que, según análisis de inteligencia de fuentes abiertas, Pekín está desarrollando al menos seis drones extra grandes.
Además de los países mencionados, como Australia, EE. UU. y China, otros países también están involucrados en el desarrollo de drones. Sutton identifica a Canadá, Francia, India, Irán, Israel, Corea del Norte, Noruega, Rusia, Corea del Sur, Ucrania y Reino Unido como participantes activos en este campo. Esta extensa lista demuestra el interés generalizado y la inversión global en la tecnología de drones, reflejando su creciente importancia en las operaciones militares y de defensa.